Energía, mundo-puzzle y descomposición
Desde Las Indias están debatiendo y desmenuzando la situación de posmodernidad derivada de la descomposición del estado-nacion; los países ya no se pueden representar por esos mapas políticos con colores monocromáticos y claramente diferenciados como si el mundo fuese un puzzle.
Decididamente, el mundillo de la energía representa perfectamente esta descomposición.
Por un lado, las grandes transnacionales de la energía, que extraen recursos energéticos en un país, los transportan a otro y los consumen en otro diferente. Si alguien pensaba que España o cualquier país importa petróleo, desengáñesen... lo importan las empresas que lo comercializan en España.
Por otro lado, están las regiones y las autonomías que pretenden aplicar sus políticas energéticas. Un caso claro es el canon hidráulico o eólico de Galicia. ¿Recursos nacionales? ¡No! Recursos regionales, reclaman ya muchos.
¿Qué le queda al estado-nación? Si es una país con aires de democrático, lo que puede hacer es regulación legislativa y maquinaciones, tras la cortina de la libre-competencia, para favorecer en mayor o menor medida a los grupos empresariales de su cuerda (caso de España con Gas Natural, por ejemplo). Si es un país marcado por el populismo, la nacionalización (caso de Bolivia o Venezuela). El primer ejemplo, tras lo visto con el asunto Endesa, confirma la fase de descomposición del estado-nación. Sobre el segundo, tengo mis dudas... ¿es una vuelta al pasado? ¿es el último coletazo de una descomposición inevitable?
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