Las buenas sensaciones de la fotovoltaica de concentración
Uno nunca sabe qué tecnologías energéticas van a dar la campanada y cuales serán los referentes, sobre todo, hablando de energías renovables. Todos sabemos ejemplos de fiascos y de "eternas promesas". En el campo solar, una de esas tecnologías que podría pegar muy fuerte es la fotovoltaica de concentración. Para los que vean literatura técnica en inglés (y a veces también en español), suele representarse por las siglas CPV, por lo de Concentrating Photovoltaics.
¿Por qué apunta bien esta tecnología? Me voy a apoyar de un artículo que acabo de leer en Renewable Energy World.
Evidentemente, donde mejores perspectivas tienen la CPV y, por extensión todas las tecnologías solares, es en las regiones donde más recursos solares hay. Aquí podemos englobar el sur de Europa, el suroeste de los EE.UU, África, Australia y muchas zonas de Latinoamérica y Asia. Todas estas regiones representan aproximadamente el 40% de la poblacion mundial, lo que supone un público objetivo muy grande.
Se está consiguiendo un bajo coste de esta energía gracias a la alta eficiencia, cercana al doble de la fotovoltaica convencional. Sumado a la reducción de costes de fabricación, pueden convertir a la CPV en una tecnología muy competitiva.
Cuenta con unas buenas perspectivas de escalabilidad debido a que la "parte fotovoltaica" es pequeña, siendo la mayor parte de los materiales muy "convencionales", sin previsibles problemas de suministro masivo.
Las células multi-unión que forman parte de la CPV tienen un mejor comportamiento y menor degradación frente a altas temperaturas que las de silicio, que se suele utilizar en la fotovoltaica convencional.
Al tener menos material fotovoltaico y mayor cantidad de materiales más convencionales y reciclables, en su conjunto, la tecnología CPV es más sostenible desde el punto de vista de los residuos. Se ha estimado que los materiales de algunas de estas instalaciones son reciclables al 97%.
Y finalmente, la CPV tiene una mejor tasa de retorno energético (6 meses) que otras tecnologías solares como la fotovoltaica convencional (2 años). Estos datos, que los he extraído del citado artículo de REW, se me antojan muy optimistas, pero lo que me importa es la comparación entre tecnologías y no tanto el valor absoluto.
Visto lo visto, parece que no hay duda que la CPV será una tecnología a tener en cuenta. El artículo de REW reseña las bondades, pero todavía queda camino por recorrer, así que no toquéis las campanas; siempre quedan problemas tecnológicos por resolver, trabas administrativas que superar, costes por reducir y un sinfin de obstáculos estratégicos que pueden convertirla en otro fiasco u otro eterno aspirante.
Las imágenes que aparecen en post son de SolFocus.
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