Las digestiones pesadas del mercado eléctrico
Ahora que están saliendo los resultados y balances económicos de las empresas eléctricas, me he acordado de la eterna reclamación de subida de tarifas que vienen pidiendo desde hace una buena temporada (por no decir varios años).
Recopilando datos, en el 2007, Endesa ganó 2.675 millones de euros (aproximadamente un 5% más que en el 2006), Iberdrola, unos 2.300 millones (un 42% más) y Unión Fenosa, unos 1.000 millones (un 55% más). Tomo sólo estas tres por ser las más importantes, ya no sólo desde el punto de vista de generación sino también de distribución.
Y según datos estimados, el déficit de tarifa fue de unos 800 millones... ¿Y cómo se come esto? Pues comer, se puede comer, pero lo complicado es digerirlo, sobre todo para el que paga la factura de la luz y después escucha a los empresarios "eléctricos" que se quejan de que las tarifas están bajas, que pierden dinero y que hay que subirlas.
La cuenta es fácil... el déficit de tarifa significa sólo cerca de un 10% de esos beneficios. ¿No es para tanto, verdad? ¿A qué viene tanta queja de los empresarios? ¿Son tan avariciosos? No voy a entrar en valoraciones morales, que os lo dejos a vosotros, pero sí que me gustaría explicar por qué sucede esta contradicción.
En primer lugar, decir que cada una de las empresas eléctricas no son una sola empresa, sino varias. Y no es por ninguna estratagema empresarial, sino por orden legislativa. Creo que lo expliqué más o menos claro cuando hablé de la polémica de la certificación del origen de la energía: la ley establece que tiene que haber una separación jurídica de las actividades de distribución y generación, es decir, dos empresas diferentes, aunque sean del mismo dueño.
El tema se empieza a complicar porque aunque sean actividades muy diferenciadas, están muy relacionadas; la electricidad generada por unos, tiene que distribuirse por otros hasta los consumidores.
Y se termina de complicar por cuanto que la distribución es actualmente una actividad regulada y por lo tanto, con una tarifa marcada por el gobierno pero la generación es un negocio totalmente liberalizado, es decir, el precio lo marca la ley de la oferta y la demanda.
Y aquí empieza el problema, porque cada uno de los generadores ofrece a un precio para el cual puedan hacer negocio. Las distribuidoras toman (y pagan) esa electricidad y la suministran a los consumidores, de los cuales cobran. Llegados a este punto, os recuerdo que se define "déficit de tarifa" como la diferencia (negativa) entre lo que cobran las distribuidoras a sus clientes menos lo que pagan a las generadoras... es decir, que pierden dinero (o corren riesgo de perderlo) y por lo tanto sus directivos piden que suban las tarifas marcadas por el gobierno para poder compensarlo.
Pero los generadores sí que hacen negocio. Y da la casualidad que al final, los directivos de los generadores son los mismos que los de los distribuidores y el negocio de generación compensa el de distribución; así que tenemos la indigestión montada.
Así a bote pronto, se me ocurren dos soluciones para solucionar este problema de indigestión:
No habría déficit de tarifa si se eliminase completamente la tarifa regulada y se consolidase la figura del comercializador como única forma de contratar el suministro: el comercializador compra al generador y paga los peajes regulados del transporte y distribución.
No habría déficit si los generadores no ganasen tanto, el precio de corte de oferta-demanda fuese más bajo y por lo tanto el negocio de distribución bajo tarifa regulada estaría menos desahogado.
Seguro que a vosotros se os ocurre algún remedio casero más.
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