Gasificación subterránea de carbón
Sigo con lo del de corta-pega. Esta vez de un artículo aparecido ayer en Consumer y que quizás tenga cierta relevancia bloguera porque está meneada (aunque en estos momentos no ha pasado a portada): la gasificación subterránea de carbón.
Los precedentes son sencillos y alguna vez los he comentado: el carbón es una fuente de energía mucho más abundante y más distribuida que el petróleo o el gas. Además, está muy presente en Europa. Su inconveniente es la enorme tasa de emisión de gases de efecto invernadero, por lo que se está intentando desarrollar tecnologías competitivas que sean más bondadosas con el medio ambiente por dos vías: la mejora de la eficiencia y la reducción de emisiones. Una tercera línea que recientemente he observado que está cogiendo fuerza es su uso en sectores no habituales y sin tanto control por Kioto, como la automoción a partir de la transformación en combustibles líquidos.
Pero volvamos a esas dos líneas. Para la mejora de la eficiencia está siendo vital la transformación en otro combustible -al igual que en el caso de la automoción-, como es un gas sintético. Esto permitiría meterlo en un ciclo combinado y superar el 50% de rendimiento, muy superior a las térmicas de carbón clásicas. Esto reduciría la tasa de CO2 por kWh generado. Otra vía es llegar un paso más allá en las térmicas de carbón clásicas: las centrales supercríticas. No voy a hablar de ellas, porque ni se mencionan en el artículo de Consumer pero diré que aunque suene a futurista, ya son una realidad y hay intalaciones comerciales. Si no se hacen es porque el carbón -tampoco- tiene muy buena prensa.
Retomamos: una vía para resucitar el carbón es la gasificación. Y según el artículo de Consumer, están desarrollando la técnica de sacar directamente gasificado ese carbón. A bote pronto se me ocurren varias posibles ventajas: posibilidad de extracción de vetas más peligrosas, transporte por gasoducto y logística más sencilla.
Sin embargo, me ha llamado la atención que no ricen el rizo, esto es, que no hablen también de la segunda vía de resurrección del carbón: la gasificación del carbón implica emisión de CO2... ¿qué hacemos con él? Una línea de investigación es la captura de este CO2 y "guardarlo"... ¿dónde? La mejor solución parece estar siendo la reinyección en vetas vacías. Esta es una vía que se está estudiando, técnica y económicamente, para dar salidad a un montón de CO2 generado en centrales térmicas.
Bien llegados a este punto, hay varias pegas de la captura de CO2, genéricamente hablando, además de la componente de desarrollo tecnológico y la rentabilidad económica; para que pueda llegar a encontrarse en el futuro esa rentabilidad económica es indispensable que el generador de CO2 (la gran central térmica, por ejemplo) esté cerca de la veta donde se va a reinyectar. Y supongo que no todas las vetas serán válidas.
Mezclando unas ideas con otras tenemos que con la gasificación subterránea de carbón, se genera una gran cantidad de CO2 que, para ser realmente "carbón ecológico" debería reinyectarse a la tierra y ¡qué casualidad! tenemos un sitio justo ahí mismo. Mi duda es ¿podría valer esa misma veta para reinyectar el CO2 generado por la gasificiación? ¿se está desarrollando la integración de esas dos tecnologías?
En ocasiones, me gustaría tener este blog desde un punto de vista "más profesional" y hacer las pesquisas periodístico-científicas adecuadas; llamadas, correos electrónicos, etc... Desgraciadamente escribo en este blog sólo como una afición, caundo tengo tiempo y estoy lejos de dar ese salto. Quizás en un futuro (¿no muy lejano?) o en una realidad paralela. Por el momento, os dejo con la llamada de atención hacia esta interesante tecnología en desarrollo de la que nos habla Consumer y que podría contribuir a la carborresurrección.
La imagen está tomada del propio artículo de Consumer
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Carbonero -