Hacia un sistema energético apropiado (IV)
Terminé el capítulo anterior concluyendo que necesitábamos encontrar otro sistema energético que permita afrontar los nuevos retos: la sostenibilidad ambiental, la reducción del consumo, las desigualdades tecnológicas y económicas de las diferentes comunidades en el mundo y la mayor participación ciudadana (democratización del sistema energético)
Si estamos buscando un sistema energético “apropiado” para nuestro mundo actual, ¿por qué no rebuscar de la filosofía de las “tecnologías apropiadas”? Abramos ese baúl y veamos que nos encontramos y si nos vale.
Una de las muchas definiciones, la que más me gusta, de las tecnologías apropiadas es “aquella tecnología que, teniendo en cuenta las condiciones socioculturales, tecnológicas, económicas y ambientales particulares, fomenta un desarrollo autóctono y sostenible”.
Primera pregunta que surge: pero esto… ¿cómo va a ser UN sistema energético? ¿no estaremos sugiriendo una gran multitud de sistemas energéticos diferentes?
Un apunte y una respuesta: Una tecnología no es un sistema energético; podemos estar hablando de dos comunidades con dos tecnologías diferentes pero con un sistema energético similar. Busquemos la respuesta en el libro que articuló la filosofía de las tecnologías apropiadas: “Lo pequeño es hermoso”, de E. F. Schumacher. No hace falta leerse el libro; me quedo con el título, que lo aplicaremos a nuestro sistema energético.
Si buscamos “lo pequeño”, encontraremos inevitablemente la minigeneración y si la interconectamos, resulta la generación descentralizada. Y a partir de aquí apliquemos las tecnologías energéticas que más se adaptan a la zona desde el punto de vista sociocultural, tecnológico, económico y ambiental.
Varias consideraciones:
(1) Pretendemos acercar la producción al consumo para que los consumidores asocien estos dos conceptos: no puede haber consumo sin producción, y la producción supone un coste, ya sea en tiempo, en esfuerzo, en dinero o en medio ambiente. Esta idea es vital para provocar un cambio cultural que elimine la concepción energívora de la sociedad. La calidad de vida no tiene por qué medirse por la cantidad de energía que usamos, sino por las cosas que somos capaces de hacer con la energía de que disponemos.
(2) La pequeña escala suele perder en eficiencia por máquina pero ganamos en aprovechamiento de recursos energéticos locales. Especialmente interesante ya que reduce la vulnerabilidad de determinadas regiones o países a factores externos y se adapta mejor a las circunstancias económicas particulares. El ejemplo del gas o el petróleo en Europa son claros. Un sistema energético mundial en el que la componente de uso local de los recursos energéticos sea muy alta evitaría muchos conflictos políticos y militares derivados de eso que se suele denominar “geopolítica de la energía”. Aprovechamiento local implica desarrollo local.
(3) Insistiendo en el aspecto de “desarrollo local”; “dimensión local” significa “dimensión humana”, esto es, que gente de la comunidad implicada tiene mayor capacidad de influencia sobre los proyectos energéticos que se planteen. Constituye un mecanismo de garantizar mayor posibilidades de obtener viabilidad sociocultural.
(4) Curiosamente, las tecnologías en energías renovables, más sostenibles, son más útiles en contextos de generación distribuida. En función de los recursos naturales de la zona se optará por aquella que sea más apropiada.
No se trata, como podría pensarse, del “autoabastecimiento” como máxima ineludible, sino como directriz deseable. Es más, si hay sobre-capacidad, mejor. El trabajo en red y en comunidad, el intercambio de tecnología y de conocimiento y el comercio se han demostrado muy eficaces para desarrollar nuestras sociedades y sería un error renunciar a ello. Por lo tanto, es fundamental apuntalar nuestro sistema energético con interconexiones energéticas, con comercio energético, solidaridad y con colaboración técnica y científica como mecanismos para intercambiar experiencias (tanto técnicas como de aplicación sociocultural), fomentar un desarrollo equilibrado entre regiones y compensar desigualdades estructurales o coyunturales. Las reglas del juego energético deberían incorporar estos aspectos.
Actualización:
Antes en:
Hacia un sistema energético apropiado (I)
Hacia un sistema energético apropiado (II)
Hacia un sistema energético apropiado (III)
4 comentarios
Anónimo -
awifredo -
Y aquí viene el tema económico, si defendemos la distribución de la generación energética y defendemos el no intervencionismo del Estado yo creo que las desestabilizaciones entre regiones serán aún mayores, porque si dejamos cada región a su propia evolución no sé muy bien de qué va a vivir por ejemplo Zamora (por decir algo).
Yo por mi parte defiendo una politica proteccionista en el tema energético. Pero lo que no se puede es sí y luego no, como en el caso de EON, no se puede defender una política liberal en materia energética y que luego vengan los alemanes y digas que no pueden. Yo creo que la energía es un asunto de Estado y debería estar gestionada por el Estado, aunque fuera explotada por empresas privadas.
Pero sí hay algo en lo que estoy totalmente de acuerdo contigo, y es que el consumidor no tiene constancia de la producción energética, ni del modelo, ni de la tecnología, ni de los costes, ni de nada. Tenemos una sociedad con un grado extremo de ignorancia en este tema, según las últimas encuestas los españoles creen que a fuente de energía más barata es la eólica. Para mí esto es un indicador claro de dos cosas: 1) que a la gente le da exactamente igual y no se informa o 2) que la gente lee cosas que son directamente falsas. Y firmemente creo que la dejadez de la opinión pública está provocada porque la energía es MUY BARATA. Una cosa sin la que NO puedes vivir te cuesta únicamente 30 euros al mes, que es lo que cuestan 2 cd de Bisbal. ¿A que tú no te dejas el móvil descolgado todo el día porque cuesta una pasta? ¿Por qué hay gente que se deja la luz siempre encendida? pues porque es muy barato...la conciencia social masiva viene con el precio, todo lo demás me parece difícil.
indarki -
En primer lugar y en mi defensa, diré que más que proponer un sistema energético perfectamente desarrollado, lo que hago es APUNTAR HACIA... ¿Esto qué implica? Pues que me dejo muchas cosas por el camino. Se podría decir que hago trampas. También, que lanzo ideas que posteriormente pueden cambiarse (y seguro que lo hago!)
Me interesaría mucho entrar "meternos a fondo", ya que el tema me interesa y creo que no soy tan visceral como suele ser la gente al hablar de modelos energéticos. Es decir, que se puede debatir constructivamente conmigo. Posiblemente, el sitio más adecuado no sea los comentarios de este artículo, que es poco fluido...
En cuestiones más particulares: nuestro sistema energético actual ya es "descentralizado". Yo propongo que sea "distribuido", bueno, más o menos. Lo bueno es que puede haber puntos intermedios.
La idea básica es acercar lo más posible la generación al consumo, con objeto de que culturalmente se asocie el consumo de energía con sus implicaciones. Podríamos llegar a que no es necesario "distribuir al 100%" para alcanzar este cambio cultural y mantener varias centrales (incluso nucleares, si quieres)
Por último, algunos comentarios a tus puntos (que me parecen, en gran medida, muy acertados):
1) Todas las regiones tienen algunos recursos energéticos y hay que intentar que cada región se esfuerce por arreglarse con ellos (lo sé, esto es imposible en muchos casos). Pero es que si asumimos que cuando no se disponga de energía lo traigo de fuera, podemos violar el principio de acercar generación-consumo.
2) Si te fijas, yo no he dicho que las energías renovables tengan que ser exclusivas. Aunque sí da la casualidad que en un modelo distribuido son más ventajosas.
3) Sobre la solidaridad (muy acertado tu ejemplo, por cierto). Es utópico que todas las regiones se puedan autoabastecer, pero aunque esa deba ser la mentalidad cultural, también se debe asumir que pueda no ser posible en muchos casos (en el tiempo o en el espacio). Entonces deberían entrar los intercambios comerciales que actualmente existen (interconexiones eléctricas, comercio de combustibles, etc.) Más que solidaridad es disposición al comercio energético cuando sea necesario.
Mis puntos de partida son los retos que indicaba anteriormente y a los que el actual modelo no puede afrontar y proponer un modelo que acerque la generación al consumo como mecanismo de cambio cultural que rompa con la dinámica energívora.
Aún cuando se encuentre una energía maravillosa, los flujos de energía son limitados... ¿qué pasará cuando lleguemos al límite? Tendremos que buscarnos otra nueva fuente ¿y si no existe?
awifredo -
Este concepto tiene como razón de ser subyacente tres puntos:
1) que TODAS las regiones tienen sus propios recursos, lo cual es rotundamente falso.
2) que la demanda de TODAS las regiones locales puede ser abastecida con energías renovables, lo cual es igualmente falso.
3) O que existe la solidaridad entre regiones, lo cual ya ni si quiera me atrevo a calificar ni de utópico ni de nada (vease el trasvase Tajo-Segura)
Por tanto seguimos sin resolver la escasez de recursos ni la dependencia exterior. Descentralizando la producción no ganamos nada.
Este tema da mucho se sí, nos metemos a fondo?