Ocasión para el cambio energético
A cuenta de la aplicación del comercio de emisiones, todo apunta a que ciertas zonas de nuestra geografía penínsular van a quedar bastante penalizadas, debido al progresivo declibe de la producción con carbón. Hay claros ejemplos en Galicia o Asturias, donde el cierre de centrales puede afectar a sus respectivas comarcas, dependientes de ellas por la extracción del carbón, industria auxiliar y otras tareas de mantenimiento.
De forma tímida, algunos gobiernos regionales ya hicieron notar su situación y más enérgicamente, los sindicatos están afilando sus espadas. Dicen las malas lenguas que Endesa, la eléctrica más afectada por el comercio de emisiones está soliviantando a sectores sociales para presionar al Gobierno y conseguir alguna contraprestación.
Si el Gobierno trabaja con un mínimo de antelación, ya estará pensando en un plan de contraprestación regional (no tanto a Endesa), con el fin de minimizar las consecuencias económicas y sociales (puestos de trabajo) que puede implicar la aplicación del comercio de emisiones.
Aquí es donde entra mi sugerencia de cambio energético. En muchos casos, estas contraprestaciones se traducen en inversiones en infraestructuras (carreteras, AVE y similares) que inyectan una gran cantidad de dinero en la zona gracias al trabajo de las subcontratas (dinero + puestos de trabajo) y que suponen un salto cualitativo para las provincias afectadas.
Sin embargo, hay otras posibilidades. Ya que planteamos la sustitución de una fuenta de energía (el carbón), la alternativa podría venir por tecnologías energéticas de sustitución. No aspiro a que se sustituyan todos los Megawatios, sino a que se comience con un nuevo modelo energético. Descarto los ciclos combinados, no por cuestiones ambientales, sino porque la instalación de centrales de este tipo va a estar saturada cuando se puedan hacer realidad (mínimo 5 años).
Mi propuesta es utilizar (parte de) las inversiones en fomentar la instalación de empresas de producción relacionadas con energías renovables. Esto exige la colaboración de los diversos agentes involucrados:
- Administración central, como coordinación e inversión.
- Administración regional, con grandes competencias ejecutivas y legislativas en las áreas que se pretenden afectar.
- Sindicatos, para canalizar la formación y la información de los trabajadores hacia una nueva forma de tejido laboral
- Empresas en general y eléctricas en particular, para tomar parte activa de este proceso con el fin de que sean también partes beneficiadas. Sus inversiones e intereses económicos en este nuevo modelo energético puede servir de efecto multiplicador.
Se me ocurren iniciativas como la implantación de nuevas centrales con tecnología renovable (biomasa, fundamentalmente), desarrollo de la generación distribuida con eólica y solar por medio de la participación de empresas (nuevas o viejas) que se dediquen a la comercialización, desarrollo e implantación de servicios y/o instalaciones energéticas.
Insisto que es fundamental contar con todos: Las empresas -especialmente las eléctricas- para que participen de esta nueva actividad económica, los sindicatos, como movilizadores de los trabajadores, las administraciones, con su apoyo financiero, ejecutivo y legislativo.
De esta forma, no sólo, el cierre de las centrales de carbón no será dramático, sino que se implantarán las bases para un cambio energético que ayude a la consecución de los objetivos de Kioto.
De forma tímida, algunos gobiernos regionales ya hicieron notar su situación y más enérgicamente, los sindicatos están afilando sus espadas. Dicen las malas lenguas que Endesa, la eléctrica más afectada por el comercio de emisiones está soliviantando a sectores sociales para presionar al Gobierno y conseguir alguna contraprestación.
Si el Gobierno trabaja con un mínimo de antelación, ya estará pensando en un plan de contraprestación regional (no tanto a Endesa), con el fin de minimizar las consecuencias económicas y sociales (puestos de trabajo) que puede implicar la aplicación del comercio de emisiones.
Aquí es donde entra mi sugerencia de cambio energético. En muchos casos, estas contraprestaciones se traducen en inversiones en infraestructuras (carreteras, AVE y similares) que inyectan una gran cantidad de dinero en la zona gracias al trabajo de las subcontratas (dinero + puestos de trabajo) y que suponen un salto cualitativo para las provincias afectadas.
Sin embargo, hay otras posibilidades. Ya que planteamos la sustitución de una fuenta de energía (el carbón), la alternativa podría venir por tecnologías energéticas de sustitución. No aspiro a que se sustituyan todos los Megawatios, sino a que se comience con un nuevo modelo energético. Descarto los ciclos combinados, no por cuestiones ambientales, sino porque la instalación de centrales de este tipo va a estar saturada cuando se puedan hacer realidad (mínimo 5 años).
Mi propuesta es utilizar (parte de) las inversiones en fomentar la instalación de empresas de producción relacionadas con energías renovables. Esto exige la colaboración de los diversos agentes involucrados:
- Administración central, como coordinación e inversión.
- Administración regional, con grandes competencias ejecutivas y legislativas en las áreas que se pretenden afectar.
- Sindicatos, para canalizar la formación y la información de los trabajadores hacia una nueva forma de tejido laboral
- Empresas en general y eléctricas en particular, para tomar parte activa de este proceso con el fin de que sean también partes beneficiadas. Sus inversiones e intereses económicos en este nuevo modelo energético puede servir de efecto multiplicador.
Se me ocurren iniciativas como la implantación de nuevas centrales con tecnología renovable (biomasa, fundamentalmente), desarrollo de la generación distribuida con eólica y solar por medio de la participación de empresas (nuevas o viejas) que se dediquen a la comercialización, desarrollo e implantación de servicios y/o instalaciones energéticas.
Insisto que es fundamental contar con todos: Las empresas -especialmente las eléctricas- para que participen de esta nueva actividad económica, los sindicatos, como movilizadores de los trabajadores, las administraciones, con su apoyo financiero, ejecutivo y legislativo.
De esta forma, no sólo, el cierre de las centrales de carbón no será dramático, sino que se implantarán las bases para un cambio energético que ayude a la consecución de los objetivos de Kioto.
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ingrid -