Los retos ambientales del año 2005
Como decían ayer en la revista "Dinero", el sector energético no gana para sustos.Si en 2003 estuvo marcado por el final del proceso de liberalización de la industria eléctrica, el pasado año pasará a sus anales por el reparto de los derechos de emisiones de dióxido de carbono (CO2) equivalente. Uno y otro debate al final derivan en posibles repercusiones en la tarifa eléctrica.
Los principales hitos de este año son la entrada del comercio de emisiones (con el comienzo del año) y la entrada en vigor del protocolo de Kioto (el 16 de febrero) tras haber sido ratificado, el año pasado, por Rusia.
Como sabéis, el comercio de emisiones es uno de los mecanismos permitidos por Kioto para flexivilizar-conseguir los objetivos marcados en el protocolo y Europa no ha querido esperar a su aplicación. Para ello, cada país tuvo que hacer su Plan Nacional de Asignación de emisiones (PNA) y el de España fue aprobado recientemente por la comisión con una pega: tiene que incluir todas las instalaciones energéticas de más de 20 MW, por lo que la lista se debe ampliar.
En cualquier caso, el comercio de emisiones ha empezado y nadie sabe cómo va a evolucionar, ya sea en la actividad industrial, como en su funcionamiento y en las repercusiones socio-económicas. Por de pronto, parece que el precio de la tonelada de CO2 está en el entorno de los 8.50 euros, por lo que algunas empresas ya están haciendo números. Como ya he contado, el objetivo es que los costes ambientales (en este caso, el cambio climático) se internalice en los costes de operación de una instalación.
Es, sin duda, una gran oportunidad para plantear un cambio energético. Es deber de las empresas y de la administración afrontarlo con valentía y decisión. Sin miedo, pero con responsabilidad. Pero también es deber de la población que asumamos este nuevo panorama con un poco de sensatez, porque igual llegamos a la conclusión, cuando hagamos cuentas de los costes ambientales, de que la electricidad es demasiado barata y claro, todos somos muy ecológicos, queremos mucha energía renovable y pocas centrales térmicas hasta que nos tocan el bolsillo. Procuremos no ser hipócritas.
Los principales hitos de este año son la entrada del comercio de emisiones (con el comienzo del año) y la entrada en vigor del protocolo de Kioto (el 16 de febrero) tras haber sido ratificado, el año pasado, por Rusia.
Como sabéis, el comercio de emisiones es uno de los mecanismos permitidos por Kioto para flexivilizar-conseguir los objetivos marcados en el protocolo y Europa no ha querido esperar a su aplicación. Para ello, cada país tuvo que hacer su Plan Nacional de Asignación de emisiones (PNA) y el de España fue aprobado recientemente por la comisión con una pega: tiene que incluir todas las instalaciones energéticas de más de 20 MW, por lo que la lista se debe ampliar.
En cualquier caso, el comercio de emisiones ha empezado y nadie sabe cómo va a evolucionar, ya sea en la actividad industrial, como en su funcionamiento y en las repercusiones socio-económicas. Por de pronto, parece que el precio de la tonelada de CO2 está en el entorno de los 8.50 euros, por lo que algunas empresas ya están haciendo números. Como ya he contado, el objetivo es que los costes ambientales (en este caso, el cambio climático) se internalice en los costes de operación de una instalación.
Es, sin duda, una gran oportunidad para plantear un cambio energético. Es deber de las empresas y de la administración afrontarlo con valentía y decisión. Sin miedo, pero con responsabilidad. Pero también es deber de la población que asumamos este nuevo panorama con un poco de sensatez, porque igual llegamos a la conclusión, cuando hagamos cuentas de los costes ambientales, de que la electricidad es demasiado barata y claro, todos somos muy ecológicos, queremos mucha energía renovable y pocas centrales térmicas hasta que nos tocan el bolsillo. Procuremos no ser hipócritas.