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Los proyectos no natos de ciclos combinados

Este artículo se refiere, en realidad, a una noticia de la semana pasada, pero aún con retraso, creo que es interesante hacer referencia.

Creo que es sabido por todos la enorme crítica de los grupos ecologistas a la cantidad abrumadora de proyectos de centrales de ciclo combinado de gas natural. Este tipo de centrales se ha considerado por las autoridades energéticas y ambientales como un método de reducción de las emisiones de CO2 por medio de la sustitución de otras centrales más emisoras (carbón y fuel). Sin embargo, la cantidad de proyectos era tal que desde el punto de vista ambiental era bastante cuestionable que sirviese para reducir emisiones y por otro lado, suponía una sobredimenionamiento brutal del parque generador que podía afectar al desarrollo de las energías renovables. De ahí la crítica ecologista.

Desde el entorno energético empresarial se sabía que este sobredimensionamiento era ficticio, ya que las empresas tienen unos objetivos de inversión (tanto en dinero como en potencia a instalar). Pero como, de los proyectos planteados, algunos saldrán a buen puerto y otros no (razones estratégicas, económicas, sociales…), se inicia la tramitación de más de los que se necesitan para cumplir con esos objetivos.

Esta actitud es normal, pero si se abusa, como se ha dado el caso, puede generar problemas en la planificación energética y en el trabajo de tramitación en los Ministerios, en especial, de Medio Ambiente, ya que había muchos proyectos ficticios. Podía darse el caso, como se ha dado, de que una empresa, sin intención de construir nada, inicie la tramitación de una central con objeto de obstaculizar la tramitación de otro proyecto de la competencia. Conclusión: exceso de trabajo en el Ministerio de Medio Ambiente, incapacidad de saber realmente qué centrales se van a construir y perjuicio de los proyectos claramente “reales” por retrasarse su tramitación debido a la “paja” de los proyectos “ficticios”.

Hace unos meses, el Gobierno incluyó un requisito para iniciar la tramitación: presentación de un aval del 2% del presupuesto del proyecto que será devuelto a la finalización del trámite, es decir cuando se conceda o deniegue la Autorización Administrativa.

Elaborar una memoria-resumen o un anteproyecto junto con un Estudio de Impacto Ambiental no es ni complicado ni económicamente gravoso para una empresa de cierto tamaño. Pero presentar un aval por el 2% ya es algo más serio. Sobre todo, porque ese aval se ejecutaría en el supuesto de que el promotor no aporte documentación adicional exigida por la administración en un determinado plazo.

Tanto la entrada del comercio de emisiones como la presentación del aval han clarificado bastante quienes van en serio con sus proyectos y así se ha publicado; de los cerca de 80 proyectos de ciclos combinados que estaban tramitando en el Ministerio de Medio Ambiente, se han caído más de 40.

De todas formas, hay que tomar con cautela las cifras de 80 y 40, ya que no hay lista oficial de proyectos (aunque el Ministerio la tenga) y dicen que algún promotor ya había renunciado ante el Ministerio a alguno de sus proyectos (aunque no lo hubiera anunciado públicamente) o que algunos de esos proyectos “caídos” no son así, ya que simplemente no tienen que presentar aval por contar, en estos momentos, con la autorización correspondiente.

Puede haber polémica sobre si el 2% es una cantidad adecuada o si el momento de exigir ese aval es adecuado (se exige junto con la memoria-resumen y no con el anteproyecto), pero está claro que esta medida facilita y racionaliza la autorización de los proyectos. Es una pena que no haya venido antes.

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