El futuro de los combustibles para el transporte

El futuro de los combustibles para el transportes se me antojaba incierto.

Por un lado, tenemos los combustibles tradicionales -gasóleo y gasolina- procedentes del petróleo, ya sea con la tecnología de motores convencionales o con la hibridación con motor eléctrico. Actualmente, ya podemos contar con gas natural (unos cuantos taxistas ya lo han montado), de origen fósil o el incipiente biogás (homologado a gas natural) y los otros biocombustibles sustitutivos de los fósiles (biodiésel o etanol, por ejemplo). Para complicarlo más están en proyecto los vehículos de pila de combustible, que implica el uso del hidrógeno, aunque podría haber modelos futuros que permitirían otro tipo de combustible como el gas natural o el etanol.

Casi, cada una de estas alternativas exige una tecnología de vehículo (motor y accesorios) y de logística de distribución diferente. Entonces, ¿por cuál se decantará el mercado? ¿qué factores tecnológicos, políticos y, sobre todo, comerciales afectarán decisivamente?

Hoy he estado en un taller sobre biocarburantes en el que ha participado como ponente un consultor de investigación de la dirección de tecnología de Repsol-YPF y su respuesta ha sido clara: el sector evoluciona hacia unas estaciones de servicio multicombustible. Es decir, que en el futuro es muy probable que nos encontremos con surtidores, no sólo de gasolina y gasóleo, sino que también de etanol, de biodiésel, de gas natural y de hidrógeno.

El mundo y en especial Europa necesita diversificarse y no sólo por la escasez de petróleo sino que, sobre todo, por razones geoestratégicas; recordad que el petróleo fundamentalmente se encuentra en regiones políticamente inestables.

Por supuesto, el cambio será progresivo... ¿lento?... puede ser pero los cambios de mentalidad cultural siempre lo son. Y llevamos mucho tiempo acostumbrados a depender de un único recurso en el transporte: el petróleo.