La energía y su contribución a la innovación
Hoy tocan filosfeos mentales, ideas que se me vienen a la cabeza y que, en un momento, llegan a juntarse de una manera mínimamente coherente, pero... ¿lo suficiente?
Hace unas semanas lei la noticia del descenso en la innovación en España. Uno de los países de la UE donde cae este asepecto. Esa misma semana, estuve leyendo un curioso artículo en Tendencias 21 con unas ideas interesantes y otras que considero no muy acertadas. Todavía colean los presupuestos de la UE, que suponen el próximo finiquito de los fondos estructurales para España.
He llegado a la conclusión (no sé si errónea) de que en este país se ha fomentado demasiado la economía del ladrillo y la obra civil. Todo lo asociado a la construcción ha supuesto un boom; desde las fortunas de algunos hasta los precios de los pisos. Mucha de esa inversión en construcción ha venido de los fondos estructurales de la UE. Pero esos se va a acabar. ¿Qué haremos después si nuestra economía se basa en que las constructoras tengan contratos que el Estado adjudica con dinero de la UE? ¿Más especulación urbanística para que el dinero salga de otro sitio?
Urge un cambio de modelo dirigido a la innovación industrial y al conocimeinto. Esto nos permitiría crear empleo de calidad y no nos preocuparíamos de la competencia de precios de los países asiáticos. Urge que las administraciones empiecen a pensar en la inversión en innovación y desarrollo de igual modo que piensan en una autopista o en el AVE. Urge que estas inversiones en obras públicas se vayan moderando y sean más quirúrjias para que se puedan destinar más recursos a la investigación aplicada. Urge que el gobierno central, las autonomías, las empresas y las universidades saquen adelante convenios de colaboración en proyectos innovadores de investigación aplicada.
¿Ejemplos? Creo que la energía es un sector estupendo para esto: plantas experimentales de energía marina (olas), aplicaciones de desalinización eólica, integración eólica-marina, integración renovables-pilas de combustible, vehículos experimentales con motores y/o combustibles alternativos, instalaciones de aplicación de pilas de combustible, etc...
No estoy hablando de dinero a fondo perdido. Estoy hablando de instalaciones y experiencias demostrativas que únicamente necesitan de un último impulso de aplicación, de fiabilidad y de rodaje para ser lanzadas al mercado.
Son, en definitiva, instalaciones y tecnologías que necesitan de empresas de construcción y montaje (mecánico, eléctrico y obra civil), de suministradoras de equipos, de grupos de investigadores y desarrolladores (ingenierías, universidades, centros de investigación) y de empresas de mantenimiento. Y por lo tanto pueden contribuir a aumentar la competitividad y a diversificar nuestra economía, tan dependiente de la construcción y la obra civil.
2 comentarios
Ruiz de Elvira -
Alejandro -
Podría pasar algo parecido con la innovación energética.