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Reposición: ¿Quién mató al coche eléctrico?

Hace tiempo que quería ver el documental Who killed the electric car?

Nunca me han llamado las soluciones tecnológicas basadas en vectores energéticos... ya me pongo con palabrejos. Para los profanos o los novatos de temas energéticos, un vector energético es aquella forma de energía intermedia que nos facilita el uso. Son ejemplos típicos de vectores energéticos la electricidad o el hidrógeno, que no están en la naturaleza para que los extraigamos sino que los tenemos que obtener a través de otras formas de energía.

La electricidad o el hidrógeno pueden ser muy limpios, pero quizás no lo sean las formas de obtenerlos. En particular, para el hidrógeno, la forma más habitual de producirlo es a partir de gas natural.

Lo interesante de estos vectores es que se pueda obtener de varias fuentes de energía y que su uso sea muy fácil. Ese ha sido el éxito de la electricidad y se espera que así sea con el hidrógeno. En un sociedad ecológica, esa electricidad se extraería de fuentes ecológicas. Sin embargo, no es el caso de las sociedades reales -por lo menos, la nuestra. Así que lo que tenderían a hacer los coches eléctricos es reducir las emisiones por el transporte pero aumentarlas en la generación de energía eléctrica, es decir, desplazar la contaminación.

Hay varias cosas que sí podrían ser interesantes de unos coches eléctricos:

La primera es la cuestión sanitaria, ya que en las ciudades suele haber mucha concentración de emisores (coches) y de ciudadanos, con lo que las posibilidades de incidencia en la salud sería mayor que si esas emisiones se concentran en una central térmica alejada de una urbe, por ejemplo, y con una chimenea adecuada para que la emisión se difunda sin producir concentraciones tan peligrosas para la salud humana.

Una cuestión ambiental interesante es que la administración tiene más capacidad de control y de incidencia en la central que el conjunto de los coches particulares. De hecho, electoralmente no sería tan terrible poner una nueva limitación ambiental a esa central pero sí podría serlo si lo haces a los millones de ciudadanos con coche. Creo que sería más fácil actualizar las exigencias ambientales en un esquema de coches eléctricos y más generación con centrales.

Por otro lado, un coche eléctrico implica una transformación más en la cadena de la energía, lo que suele implicar una pérdida de rendimiento energético y por lo tanto, un aumento de emisiones por unidad de energía. Bueno... puede ser, pero lo importante es la emisión final por unidad de energía. Si hacemos las cuentas y gracias a esa tecnología de central que podríamos tener más controlada, igual sí que es más eficaz ambientalmente utilizar ese paso intermedio. Por de pronto, una central de ciclo combinado tiene más rendimiento que un motor de coche. Ahora bien... ¿y si restamos el rendimiento de las baterías del coche y del transporte de la electricidad? Ya, pero es que actualmente, no todo es gas natural, también hay carbón y, con especial relevancia para lo que hablamos en este momento, también energía nuclear y renovables que contribuyen a la generación sin emitir.

Y por último... tener un importante parque de coches eléctricos permite, llegado el caso y con permiso del mix eléctrico (porcentaje de contribución de cada fuente de energía al conjunto de la generación eléctrica), acercarnos a ese modelo ideal de todo energía ecológica.

En fin, son ideas que me han venido antes de ponerme a ver el documental en el que, parece ser que, van a explicar por qué el coche eléctrico, que estuvo a punto de convertirse en una revolución en California, murió... o mejor dicho, lo mataron. Toda una declaración de intenciones. Si lo queréis ver, no sé si lo podréis comprar por internet o alquilar en el video-club... a mí me lo han pasado unos cuantos amigos del mundo mundial, tanto la película como los subtítulos.

Para entrar en situación, hay un avance de unos dos minutos en youtube:

Etiquetas: coche, electrico

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