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Carbón nacional: el problema sigue

Parece que ayer, Bruselas dio el visto bueno a las ayudas al consumo de carbón nacional y con ello, podría pensarse que se termina el conflicto: las centrales que lo consuman tendrán una subvención y por lo tanto pasarán a ser suficientemente competitivas como para funcionar. De esa forma, lo consumirán y las minas seguiran producciendo -ganando dinero, se supone- y pagando las nóminas de los mineros que están encerrados y en huelga.

Pero esta visión es una visión idílica muy lejana a la realidad que nos va a acontecer.

En primer lugar, porque al final, se trata de producir una cantidad de energía eléctrica y si se produce con unas centrales no se produce con otras. Ya hay voces -Xunta de Galicia- que amenazan con utilizar "todas las herramientas jurídicas" que estén a su disposición. ¿Oposición al gobierno estatal? No, simplemente que en Galicia hay dos centrales térmicas que utilizan carbón de importación, que no solo dan trabajo a las propias centrales sino a los puertos marítimos y al trasporte de dicho carbón. ¿Y no podrían quemar el carbón nacional? No. La calidad del carbón puede ser muy variada y los molinos, los quemadores y la caldera se diseñan para un determinado rango de calidad -densidad, humedad, poder calorífico- y si quieres cambiar de tipo, tienes que hacer una reforma importante de las instalaciones. Tanto Meirama como As Pontes (las dos centrales gallegas) quemaban carbón de las minas anexas a ellas. Cuando se ha acabado dicho carbón, han tenido que reconvertirse con reformas que puden durar un año. Ha habido muchísimo dinero invertido en infraestructuras para que esas centrales funcionen. Es lógico que ahora no se queden callados cuando el Gobierno subvenciona a otras tecnologías y negocios en su detrimento.

Y hablo del enfrentamiento carbón nacional-carbón de importación. Pero bien podría enfrentarlo con los ciclos combinados. Los presidentes de algunas eléctricas más afectadas todavía no han hablado desde la aprobación, pero ya veréis cómo no tardan mucho.

La segunda razón, es que las ayudas tienen plazo improrrogable de 2014. ¿Y después qué? ¿Y si las centrales de carbón nacional siguen sin ser rentables -como es probable? Urge una reconversión. Que los valles y las cuencas mineras no se mueran si se mueren las minas. Que si hay que dar ayudas al carbón nacional sea por interés estratégico energético, no por necesidad ni caridad con una determinada región.

El asunto sigue. No lo perdáis de vista.

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