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Panacea energética

Aunque no se lo haya oído citar a nadie, yo suelo hablar de panacea energética. Es un término recurrente en mi blog que más o menos puede entenderse a qué me refiero. Sin embargo, me gustaría desarrollarlo más, como si fuera una entrada para mi hipotética contextopedia particular.

Definición

Llamo panacea energética a aquella tecnología a la que se le considera como la solución global y definitiva para las necesidades energéticas del mundo.

Debido a las características del sector energético y todas las implicaciones en el desarrollo y en el progreso de las sociedades, la percepción sobre qué tecnología puede solucionar estas necesidades energéticas es polémica y por lo tanto el término "panacea energética" es un calificativo que puede aplicarse a cualquier tecnología energética, con más o menos fundamento, según la opinión de cada persona.

Características

Aunque de forma no exhaustiva, una tecnología energética que pretenda ser considerada como panacea energética debería tener las siguientes características:

  • Coste/precio: la energía producida por esa tecnología debería ser suficientemente barata para que esté al alcance económico de todo el mundo.
  • Medio ambiente: debería ser limpia, sin emisiones y respetuosa con el medio ambiente.
  • Abundancia: debe haber mucha, preferiblemente renovable, pero podría no serlo siempre y cuando pueda durar un largo periodo de tiempo: cientos de años, varias generaciones…
  • En muchas ocasiones, suele ser de un nivel tecnológico al alcance de mucha gente, de forma que no esté controlada por una empresa que monopolice ese conocimiento.

Clasificación

Las tecnologías que pretendan ser consideradas panaceas energéticas se pueden clasificar en cuatro tipos:

  • Actuales: son aquellas tecnologías que están desarrolladas y existen actualmente pero se considera que debido a cuestiones políticas, sociales o culturales no se les permite difundirse lo suficiente como para que solucionen las necesidades energéticas globales. Dos ejemplos podrían ser la energía nuclear o la energía solar.
  • Futuribles: son tecnologías que están en desarrollo y que podrán estar disponibles en un plazo determinado que podría ser desde pocos años unas decenas de años. En este grupo, podrían incluirse tecnologías del hidrógeno o la fusión nuclear.
  • Utópicas: Es el siguiente paso, más alejado, de las futuribles. Puede que sean tecnologías que algunos científicos estén explorando, pero su nivel de desarrollo es tan pequeño o suenan tanto a una película de ciencia ficción, que merece otra categoría. Aquí entra, por ejemplo, la central fotovoltaica en el espacio con transmisión de esa energía a La Tierra.
  • Imposibles: Son aquellas tecnologías que pretenden una solución buena, bonita y barata pero sin ningún fundamente científico, más aún, que para que funcionen tienen que violar algún principio o ley de la ciencia actual. Suelen proponerlos visionarios energéticos que dicen haber revolucionado la ciencia con nuevos enfoques y que, curiosamente, necesitan alguna financiación adicional para sacarlo adelante. Son la renovación de los antiguos móviles perpetuos.

Como uno puede imaginar, el límite entre futuribles y utópicas puede ser difuso. ¿Cuánto desarrollo tiene que llevar recorrido una tecnología para que pase de utópica a futurible? ¿En qué plazo debería poder estar disponible para este salto? Al igual que la consideración de panacea energética, la diferenciación entre estos dos tipos también es subjetiva y opinable.

Por otro lado, las utópicas y las imposibles conforman el conjunto de tecnologías que las encuadraríamos en la energía-ficción.

¿Por qué no creo en las panaceas energéticas?

En un contexto social y cultural energívoro ninguna solución tecnológica va a resultar la respuesta definitiva a las crisis energéticas, porque siempre se necesitará más energía.

Es un error pensar que una tecnología o incluso, varias, puedan abastecer, de forma indefinida, las necesidades; si hubiera tal tecnología, con las características de coste y abundancia que se le requiere a una panacea energética, nos despreocuparíamos de la energía como recurso necesario y lo malgastaríamos ¿por qué desarrollar tecnologías que ahorren energía? ¿Por qué apagar la luz si no cuesta nada y hay mucha?

Sin embargo, aunque haya mucha energía mediante una determinada tecnología, sea infinita o renovable, toda energía tiene un límite de extracción y la sociedad que mantenga su cultura energívora llegará, tarde o temprano, a ese límite, dejando de ser, automáticamente, una panacea energética. Un ejemplo claro es el petróleo, que cuando se desarrollaron las tecnologías adecuadas para su extracción y aprovechamiento, debido a su abundancia no hubo ninguna conciencia de que podría acabarse o llegar a su límite de extracción. Hoy en día, el problema del fin de la era del petróleo barato no es porque se vaya a acabar, sino porque no estamos llegando al límite de extracción. Al igual puede suceder con la energía solar terrestre, solar espacial u la nuclear.

Llegar a un límite de extracción, anula dos de las características de las panaceas energéticas: el precio y la abundancia.

Por otro lado, como regla general, toda aprovechamiento energético supone una utilización de recursos naturales, ya sea espacio, combustible o material de construcción. La extracción indiscriminada y masiva de energía en un contexto de abundancia de esta, puede suponer que se alcance el límite asumible por el medio ambiente.

Finalmente, al hablar de tecnologías que puedan ser la panacea energética, se obvia los aspectos de energía y desarrollo humano, como si las únicas sociedades que existen son aquellas en las que vive el que propone dicha tecnología. ¿Solucionaría esa tecnología las necesidades energéticas de comunidades rurales lejanas de la red eléctrica? ¿Supondría la solución para comunidades indígenas del altiplano boliviano? ¿Servirá tanto para América del Norte como para Siberia?

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